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Jacques Derrida

(El Biar, Argelia, 1930 - París, Francia, 2004): ni su desbordamiento de Hegel y de Heidegger, ni su temprana asunción

de responsabilidades ético-políticas tan alejadas del itinerario convencional cuanto de la vulgaridad académica, ni su pasión por las artes (de lo visible/invisible y de la plasticidad espacio/temporal), ni su fantasmología, ni su telerrancia… quizás alcanzarían a justificar algún nexo entre la pulsión desconstructiva y la insurgencia de las culturas del Sur, ancestrales y contemporáneas, de tierras altas y de tierras bajas,  si entrambas arremetidas no fueran inseparables de la entrega y del ejercicio de una “justicia sin fuerza”.

 

Entrada Libre

 

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